Dicen que en esta vida ninguna persona es perfecta, y si esto es cierto, entonces podemos asegurar que ninguna organización tampoco lo es, sobre todo si partimos del principio de que todas las organizaciones se componen por un conjunto de personas que, con o a pesar de sus fortalezas y defectos, unen sus esfuerzos y recursos para lograr un fin. Entonces no hay personas ni organizaciones perfectas, pero si perfectibles; es decir, que todos nos encontramos en un proceso de aprendizaje y crecimiento continuo.
Aun cuando muchas cosas se dan por sentadas en el mundo organizacional, lo cierto es que también podemos mejorar de forma significativa todo aquello que nos conduce al logro de nuestras metas. Un hecho es que, ninguna organización se hace de la noche a la mañana, ya que requiere de un proceso en donde el esfuerzo y compromiso de los integrantes son fundamentales para avanzar de forma conjunta hacia el logro de los propósitos. Cada persona cumple un papel crucial en el grupo, sin el cual no es posible armonizar el trabajo en su conjunto.
Es común escuchar a algunas personas decir: -Mientras que yo haga mi trabajo, que los demás le hagan como puedan” o también hay quienes dicen –“Si hago o no mi trabajo, es cosa que a los demás no les importa”. Definitivamente, este pensamiento individualista afecta en gran medida los procesos, porque no se trata de trabajar de forma aislada, sino en concertar un equipo fortalecido por la responsabilidad, la integración y colaboración.
Todas las organizaciones, sin excepción, nacieron con el propósito de generar una sinergia positiva a partir del trabajo colaborativo de todos los miembros del grupo, y es posible continuar en ese camino, siempre y cuando, todos estén dispuestos a encontrar la “piedra filosofal de la organización” que los puede mantener unidos en cada tarea y en cada meta que se propongan.
Pero ¿qué es la piedra filosofal? Este término se refiere a la panacea o elixir de la vida eterna, y también a lo largo de la historia se ha entendido como la transformación de metales básicos en preciosos. Dicho lo anterior, “la piedra filosofal de las organizaciones” se encuentra en el “Pensamiento sistémico” ese pensamiento que puede convertirse en una riqueza para todos y que se ve reflejado a la hora de emprender una actividad o tarea. Es necesario adoptar este tipo de pensamiento en donde todos “pensemos e interioricemos” que todo lo que hagamos o dejemos de hacer impacta directamente en el desarrollo de los procesos, de igual forma, el desempeño de los demás afectará nuestro trabajo.
El pensamiento sistémico se convierte en la piedra filosofal de la organización cuando todos estamos conscientes de que nuestro trabajo es un eslabón importante en la cadena de producción y la obtención de resultados positivos para todos. En los años 90´s Peter Senge hablaba al respecto en su libro titulado “La quinta disciplina” y pone como piedra angular el pensamiento sistémico, sin embargo, para llegar a este tipo de pensamiento es fundamental desarrollar y practicar otras cuatro disciplinas, las cuales en su conjunto se constituyen en el camino para permear la mente y el comportamiento de los integrantes de la organización.
Las cuatro disciplinas de las cuales habla Peter Senge (1994), y que son importantes para lograr un pensamiento sistémico, son las siguientes:
- Dominio Personal: Esta disciplina hace alusión a la dominación de personas o cosas, pero también alude a un nivel muy especial de habilidad. Cuando las personas alcanzan un dominio personal, son capaces de alcanzar los resultados y están dispuestos a tener un aprendizaje continuo. Su capacidad de autoconocimiento y autocritica les permite ser conscientes de las necesidades personales y grupales, por lo que tienen un alto nivel de compromiso y responsabilidad.
- Modelos mentales: Se refieren a las creencias que están arraigadas profundamente en cada uno de nosotros y que influyen en nuestra forma de comprender el mundo y actuar. Desafortunadamente, muchas veces no tenemos consciencia de nuestros modelos mentales y cómo estos afectan nuestra conducta, por ejemplo, en incontables ocasiones hemos creído que la tecnología afecta nuestro ámbito laboral o que las nuevas prácticas en Marketing representan un gasto innecesario, la realidad es que todos estos pensamientos aniquilan la posibilidad de ver nuevas oportunidades en el entorno y por consecuencia disminuye el compromiso para sintonizarse con los demás.
- Construcción de una visión compartida: Se refiere a la capacidad para compartir una imagen del futuro que se procura crear y para ello es necesario unir a la gente en torno a una identidad y una aspiración común. Siendo así, la gente se compromete y se responsabiliza porque así lo desea y no porque se lo ordenen. El liderazgo efectivo es esencial para lograr coordinar e impulsar a sus colaboradores hacia el logro de los objetivos.
- Aprendizaje en equipo: Los equipos que aprenden generan que los integrantes crecen con más rapidez. Para que exista un trabajo en equipo efectivo es necesario que haya diálogo, compromiso y responsabilidad para asumir el papel y la tarea que le corresponde. Sin trabajo en equipo es difícil avanzar todos en el mismo rumbo, porque la cooperación y colaboración de los miembros potencia y saca lo mejor de cada uno, de tal manera que, cada uno interioriza la importancia de sus deberes en el proceso de producción y el logro de los objetivos organizacionales.
No puede haber un pensamiento sistémico si no se trabaja en cada una de estas disciplinas, por lo que hay que invertir tiempo, dinero y esfuerzo para que, conjuntamente, se logre una consciencia colectiva e integrativa que nos lleve a pensar desde la calidad y prontitud de nuestras tareas, hasta el impacto que estas tienen en los resultados de los demás. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.
Por Carmen Benavides
Directora de Contenidos TraInn MX