Somos la sociedad de la sobreestimulación, vivimos atentos al celular, a las notificaciones y en todo momento se cruzan las conversaciones en medio de nuestros quehaceres cotidianos. Siempre estamos alertas y nuestra mente se satura de pensamientos que no encuentran un lugar seguro para descansar. Sin darnos cuenta, nos acostumbramos a vivir con ruido externo e interno.
El silencio, es un recurso olvidado, y muchas veces tememos a ese espacio, confundiéndolo con soledad. Sin embargo, redescubrirlo es una de las experiencias más poderosas que podemos regalarnos. Hacer un alto y escuchar el silencio no significa desconectarnos del mundo, sino conectarnos con lo esencial: con nosotros mismos.
El silencio se vuelve un refugio cuando queremos escapar del ruido cotidiano. A través del silencio el corazón encuentra calma, los pensamientos se ordenan y el alma respira. Nos han vendido la idea de que estar ocupados nos hace productivos, pero en realidad lo que necesitamos es frenar y silenciar nuestra mente para descansar y ver el mundo desde otra perspectiva.
El silencio nos enseña que no todo requiere una respuesta inmediata, que no todo se resuelve con palabras. Al contrario, muchas veces el silencio es la mejor respuesta: nos permite observar con claridad lo que sucede y elegir con sabiduría la manera de actuar.
Cuando aprendemos a callar el ruido externo, podemos escuchar lo que nuestro interior ha guardado por mucho tiempo. A través del silencio develamos las emociones no expresadas, heridas no atendidas, sueños postergados. El silencio es sanador porque nos da permiso de sentir, de aceptar, y de reconciliarnos con lo que somos.
En un mundo en movimiento, es difícil vivir en un silencio absoluto, pero podemos buscar pequeños momentos de quietud: una pausa en la respiración, un paseo en solitario, la contemplación de un atardecer, una oración en silencio. En esos instantes, algo dentro de nosotros se acomoda y nos devuelve la fuerza para seguir adelante.
Recordemos que el silencio no llega solo, este se tiene que construir con decisiones diarias y por ello, te comparto 5 claves poderosas para silenciar tu mente en medio del ruido:
- Respira conscientemente: Cuando respiramos profunda y pausadamente logramos calmar la mente. Dediquemos unos minutos al día a inhalar y exhalar con atención.
- Apaga lo que no necesitas. Estamos acostumbrados a vivir conectados al celular, el televisor, los audífonos, el ordenador, pero si queremos silenciar el ambiente y nuestra mente, tendremos que apagar todo aquello que limita nuestra capacidad de vivir tranquilamente.
- Crea tu espacio de silencio. Elige un lugar donde sepas que puedes detenerte sin interrupciones, puede ser un rincón de la casa, un jardín, una capilla o incluso tu propio coche antes de entrar al trabajo.
- Escucha antes de hablar. Muchas veces llenamos los vacíos con palabras innecesarias. Practicar la escucha atenta es un modo de generar silencio interior y enriquecer nuestras relaciones.
- Conecta con la naturaleza. Salir a caminar al parque, al bosque o la playa te dará la oportunidad de escuchar el canto de un ave, el sonido del viento, el ruido de las olas. Buscar la naturaleza es una forma de recordarnos lo esencial y encontrar paz.
Hacer un alto y silenciar la mente no requiere grandes esfuerzos: basta con cerrar los ojos, respirar profundo y permitir que el mundo se quede quieto, aunque sea por unos segundos. En ese instante, recuperamos la energía que parecía perdida, encontramos calma en medio de la tormenta y nos recordamos que somos más fuertes de lo que creemos. El silencio no es vacío: es plenitud. No es ausencia: es presencia.
El silencio es la llave que abre la puerta a la serenidad y a la claridad que necesitamos para seguir adelante. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.
Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos, Trainn Mx.
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