Desde los años 90´s ya se preveía que el estrés sería la enfermedad del siglo XXI debido al estilo de vida desenfrenado, que, incluso, ha desencadenado lo que actualmente se conoce como “el síndrome de la vida agitada “y que ha traído consecuencias funestas para la salud física y mental. El uso de las tecnologías, así como los múltiples compromisos personales y laborales, han generado que estemos enchufados todo el tiempo a situaciones que nos demandan tiempo y energía, pero que nos desconectan de nuestra paz y tranquilidad.
Es común escuchar a las personas hablar acerca del problema que tienen para recordar las cosas, pues su memoria cada día está más deteriorada o que padecen de presión alta, sufren ataques de ansiedad, la cara se les ha llenado de acné y que sin razón aparente se sienten extremadamente agotados; estos problemas de salud aunados a otros síntomas, son tan solo la respuesta física o mental a todas las actividades que realizamos cada día, sin pensar que, con el paso del tiempo, todos pagamos la factura con dichos padecimientos.
A veces expresamos con orgullo que, nos hemos convertido en la sociedad de los hombres y mujeres multitarea, pero lejos presumir, tendríamos que preocuparnos porque estamos arriesgando de forma exponencial nuestra salud y relación con los demás. Es más, como parte de nuestra agenda diaria, es necesario considerar espacios para meditar, descansar o realizar actividades que nos desenchufen de la realidad tan abrumadora que nos aqueja.
Cada día que transcurre se convierte en una bomba de tiempo, sobre todo para aquellos que viven sometidos a extenuantes horas de trabajo o estudio y, por supuesto, no están excluidas las personas que se dedican al hogar, porque atender a los hijos y realizar las distintas actividades que exige mantener una casa limpia, conlleva a estrés y cansancio abrumador. Entonces, ¿será necesario escapar de las obligaciones diarias? ¿Tenemos que renunciar a al trabajo, la escuela o el hogar para mantenernos tranquilos? La respuesta a estas preguntas es “no”. Definitivamente, no tenemos que renunciar a todo, ni podemos hacerlo, porque también tener una vida sedentaria implica problemas para nuestra salud y bienestar. La inactividad es la otra cara de la moneda que reporta severos problemas de salud, incluida la depresión y la ansiedad. Una vida sedentaria no es la solución.
Como seres humanos necesitamos satisfacer necesidades fisiológicas, pero también de seguridad y autorrealización, por lo que será fundamental realizar actividades que nos lleven a dicho propósito, sin embargo, tenemos que aprender a priorizar aquello que es importante de lo urgente. Por ejemplo, siempre será urgente atender un accidente de trabajo, en tanto que, llevar a cabo la planeación de nuestras actividades es importante, pero podemos hacerlo con cierta previsión. Como se puede apreciar, las dos actividades son necesarias, pero si aprendemos a distinguir qué actividades son urgentes y necesarias, de las que no son urgentes, pero si importantes, en ese momento estaremos evitando gastar nuestro tiempo y energía en cosas sin trascendencia.
Realmente no es una tarea sencilla, porque si algo hemos aprendido de la posmodernidad, es que podemos consumir hasta nuestro propio tiempo sin importar las consecuencias que todo esto represente para nuestra salud. Para que nuestra vida empiece a cambiar es necesario enfocarnos en desarrollar la habilidad para gestionar nuestro tiempo.
Según Aponte y Pujol (2012) establecen que la gestión o administración del tiempo es un proceso en el que se establecen metas u objetivos claros, se determinan las herramientas que favorecen la gestión del tiempo, se tiene en cuenta el tiempo disponible y se verifica el uso que se le da al tiempo, es decir, la percepción del control que se tiene del uso del tiempo personal. Sin lugar a duda, en cualquier caso, se requiere planificar nuestra conducta a partir de programar metas, tareas, herramientas o recursos, así como dar seguimiento a las actividades que estamos ejecutando.
Vivimos la época de los “homus multitarea” y creemos que, con realizar muchas actividades a la vez, estamos optimizando nuestro tiempo, pero podríamos estar equivocados, porque no es fácil realizar varias tareas simultáneamente y de forma eficaz. Varios especialistas en neurociencia aseguran que nuestro cerebro no maneja bien las situaciones de multitarea, porque cada actividad requiere de atención para favorecer la productividad; ya lo decía el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Roe “menos es más” y esto aplica para cualquier proyecto o actividad que queramos emprender.
Si realmente queremos mejorar nuestra salud y bienestar, tenemos que comenzar por gestionar nuestro tiempo, porque a partir de desarrollar esta habilidad podremos ser más productivos, menos procrastinadores, además disminuirá significativamente el estrés, mejorará nuestra capacidad de tomar decisiones, favorecerá la autoconfianza, pero lo más importante es que, elevará nuestra calidad de vida. Así que comencemos por establecer objetivos en donde además del trabajo, la escuela o el hogar, estén incluidos nuestra alimentación, descanso y momentos de diversión, Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.
Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos Trainn mx
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