Dame un Like

Recientemente leí de la escritora Byron Katie, si hubiese una oración yo tendría la siguiente: “Dios, líbrame de desear amor, aprobación o aprecio”, Amén.

¿Te ha pasado que no puedes dejar de estar pendiente de tu teléfono móvil?, en el mejor de los casos, suenan las alertas incesantemente, salen borbotones de íconos por la pantalla, trayendo consigo el  clásico “ring” haciendo alusión a una nueva alerta. También puede suceder que tienes una especie de tic con el que sientes que tu móvil está vibrando y lo consultas incesantemente; o peor aún, ya pasaron “x” número de segundos y nadie te ha buscado por ninguna red social ¿pues dónde se han metido todos?, ¿acaso nadie me comparte ni siquiera un meme?

Te encuentras sentado, parado o acostado, únicas posturas en las que los seres humanos nos podemos encontrar, y te muestras ansioso, es probable que te encuentres con una o más personas, pueden ser amigos o familiares, para el caso es el mismo, tienes una incesante inquietud por verificar el buzón de entrada del correo, los mensajes en los chats… las redes sociales no distinguen jerarquías, lo mismo sientes si estás con tu amada abuelita, que si tienes a tus hijos pequeños. Estos distractores que estás recibiendo captan tu atención, de repente ya ni siquiera estás prestando atención a la(s) otra(s) persona(s) (te recomiendo leer mi artículo “El arte de escuchar”), simplemente te trasladas al mundo de los asuntos del “otro” y dejas a un lado “tus asuntos”.

Esta denominada modernidad tiene a nuestras tribus o clanes pendientes de la caza de un “like” o del comentario de un seguidor, esperando que nos haga sentir “alguien”, que existe, que vive, que respira. Tenemos contacto con nuestros seguidores, pero no hay conexión con todos y cada uno de ellos; la verdadera conexión surge del alma, de corazón a corazón, es estar sentados juntos, compartiendo una comida, un trago, un juego, un apapacho, procurándonos en la medida de la familiaridad y cercanía, tocándonos, dando un fuerte apretón de manos, un buen abrazo como lo hacemos en México, teniendo una conversación o incluso un silencio, sentados frente a frente viéndonos a los ojos y aún así, sin mediar una sola palabra, dejando fluir nuestros sentimientos de amor, respeto, lealtad.

El animal humano, homo sapiens, ahora homo tecnologicus, sigue buscando lo mismo que todos los humanos en el devenir histórico, lograr un sentimiento de pertenencia, y de “ser alguien” que sólo lograban los prohombres que abundan en las biografías de gente importante en el mundo. Hoy desde el ego buscamos ser generadores de tendencias, repetimos chistes, memes, reiteramos estereotipos políticos que se aprovechan de la euforia y sentimentalismo del clan en el momento.

Te invito a concentrarte en los asuntos que te ocupan y que dejes a los otros y a Dios que se ocupen de lo que les atañe, ya que escapan de tu control. De esta manera, evitarás tensiones por vivir mentalmente fuera de tus asuntos. Date un espacio para quitar el grillete permanente de las redes sociales, tal vez esa necesidad de amor, de “likes”, la tienes en tu vida pero estás absorto en lo que no tienes control, que no lo sabes hasta que revisas tu interior, ha estado frente a ti, todo este tiempo, es una realidad, pero la interpretación de tu realidad y los asuntos que te ocupan mentalmente no te permitían ver ese aprecio y amor que hay en ti, que vive en ti y que te transmite la gente que te ama.

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