El espíritu de doña Florinda en las organizaciones

Qué difícil se torna el ambiente laboral cuando no hay integración y colaboración por parte de los compañeros de trabajo. Durante muchos años se han realizado investigaciones para identificar las principales causas que generan relaciones laborales tóxicas y difíciles de resolver en las organizaciones, sin embargo, todo apunta a que las relaciones humanas y por ende las laborales tienen muchas aristas que originan los conflictos personales dentro y fuera de la empresa. 

Una de las principales razones y a mi parecer la más importante es que, somos seres biopsicosociales que pensamos, sentimos y actuamos diferente por el simple hecho de haber crecido en condiciones familiares, económicas y sociales distintas; es decir, somos productos sociales con una personalidad más o menos definida que atiende a diversas circunstancias.

En el ámbito laboral, cada colaborador tiene sus propios intereses, actitudes y expectativas, por lo que a veces el clima organizacional se torna complicado y por consecuencia puede convertirse en un entorno negativo, si es que no se implementan estrategias para crear un clima laboral favorable para todos. 

No hay fórmulas ni recetas mágicas para crear un ambiente laboral positivo, pero sí existe la posibilidad de medir el clima laboral y generar las herramientas necesarias para lograr la satisfacción de los colaboradores. Cabe destacar que, aun cuando se generen las mejores condiciones, siempre existirán personalidades que dificulten establecer vínculos sanos, incluso hay casos que llegan a convertirse en síndromes y que, si los identificamos a tiempo, es posible que podamos hacer algún tipo de intervención para mejorar la situación, no solamente para el que lo sufre, sino para todos aquellos que resienten las consecuencias de dicho indicio. 

El síndrome de doña Florinda es muy común en cualquier tipo de organización. Doña Florinda fue un personaje creado por el escritor, guionista, director y productor Roberto Mario Gómez Bolaños, mejor conocido como “Chespirito”. El personaje es interpretado por Florinda Meza. Doña Florinda es una viuda relativamente joven de carácter soberbio, malhumorado, altanero y despectivo hacia el resto de los integrantes de la vecindad. Algunas veces se da cuenta de sus arranques de enojo y despotismo, por lo que ocasionalmente ofrece disculpas, pero la mayoría de las veces se muestra arrogante, aun cuando vive en una vecindad al igual que sus vecinos; si acaso, no pasa las mismas peripecias porque recibe una pensión de su difunto esposo, un marinero experimentado y que es el padre de Quico, cuyo nombre real es Federico Bardón de la Regueira, un niño al que no le falta nada y tiene el apoyo y comprensión de su madre. Doña Florinda en su papel de madre es sumamente protectora, pero como vecina se puede convertir en una pesadilla.

Doña Florinda representa a todos aquellos colaboradores que, aunque ganan lo mismo o menos que sus compañeros, tienen complejo de superioridad y, por lo tanto, se sienten con el derecho de despreciar e ignorar a los demás. El escritor Rafael Ton escribió un libro titulado “El síndrome de doña Florinda” (2016) y describe a una mujer egoísta y aporofóbica (temor obsesivo a la pobreza), sin duda, un personaje peculiar, pero incómodo para el círculo de personas que le rodean.

Todas las organizaciones están conformadas por personas que tienen sus propios complejos e inseguridades, pero encontrarse con una persona que sufre del síndrome de doña Florinda es aún más complejo porque se pueden convertir en una verdadera molestia a la hora de trabajar. Siempre tienen un pretexto para juzgar y criticar a los demás; no soportan verse rebasados en estatus y condiciones laborales, siempre tienen un comentario que minimiza el esfuerzo de sus compañeros y son renuentes al momento de convivir y compartir desde el compañerismo. ¿Se puede hacer algo frente a este tipo de comportamientos? La respuesta es “sí”, pero tendremos que ser pacientes, porque son personas que difícilmente reconocen sus errores y, por lo tanto, buscan culpables y no soluciones. 

Los colaboradores con el síndrome de doña Florinda pueden ser buenos trabajadores, pero tenemos que aprender a identificar sus habilidades para involucrarlos en las actividades laborales; no basta la buena voluntad para cambiar a esas personas, de hecho, lo mejor es canalizarlos con un especialista en gestión humana para que este busque estrategias que los comprometan con el trabajo que les es asignado.

 El espíritu de doña Florinda siempre estará presente en las distintas áreas de la organización, pero no perdamos tiempo en tratar de combatirlo, porque será un desgaste muy fuerte, y probablemente no lograremos cambiar dicha actitud; serán las personas especializadas las que se ocupen de estos casos. Lo importante es que, al encontrarnos con este tipo de colaboradores, evitemos la confrontación y busquemos la colaboración pacifica para hacer el trabajo de la mejor manera. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.

Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos Trainn Mx

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