“La generación de la papada azul”

Desde hace algunas décadas se hablaba del predominio de las tecnologías en la vida social y cómo éstas iban a modificar la forma de pensar y actuar de la población. Estos pronósticos se escuchaban como sacados de una película de ciencia ficción, porque la sociedad de los 70´s y 80´s del siglo pasado, ni siquiera se imaginaba el gran impacto que tendría el uso de la tecnología en todos los ámbitos de la vida cotidiana. 

La cuarta revolución tecnológica es un término acuñado por Klaus Schwab en el 2016 y sirve para entender el alcance, velocidad e impacto de los sistemas en la vida de las personas; aunque todavía hay una brecha digital muy importante, lo cierto es que, la mayor parte de la población cuenta con al menos un dispositivo móvil para estar conectados con otras personas en distintas partes del mundo. 

La transformación digital ha traído consigo nuevas formas organizativas y un rediseño mental enfocado en novedosas prácticas personales, familiares, sociales, académicas y laborales; sin duda, las nuevas tecnologías han cambiado hasta nuestro estilo de vida. Desde casa podemos estudiar, trabajar, innovar, producir contenidos y hasta realizar transacciones bancarias y todo esto al alcance de un clic. La domótica, también ha transformado las relaciones personales e incluso ha generado que muchas personas, sobre todo los jóvenes, decidan vivir solos. 

Los alcances de la tecnología son impresionantes, pues gracias a esta, podemos gozar de grandes beneficios, sin embargo, no todo se traduce en cosas positivas, porque desafortunadamente, los seres humanos somos impredecibles y también hemos hecho mal uso de los recursos tecnológicos. Basta recordar que la ciencia y la tecnología no son buenas ni malas por sí mismas, es el ser humano quien imprime con sus acciones dicha bondad o maldad. 

Si nos vamos al lado negativo del uso de las tecnologías, entonces nos encontramos con infinidad de situaciones que nos comunican muchos comportamientos que ponen en evidencia la falta de cuidado y atención al momento de utilizar estos recursos, sobre todo el teléfono móvil.

Millones de personas en el mundo usamos el smartphone, de hecho, se ha convertido en una necesidad imperante en nuestra vida cotidiana; pues en este aparato inteligente hemos depositado información muy relevante; se ha transformado en un repositorio muy práctico, ya que traemos desde nuestra agenda, álbumes fotográficos, libros electrónicos, juegos de entretenimiento, contactos, cámara fotográfica, aplicaciones de tiendas departamentales, librerías, Netflix, hasta nuestra ubicación y documentos académicos o laborales que podemos descargar de la nube y compartir con los demás. Sin duda, estamos viviendo una era tecnológica sin precedentes; pero el uso inadecuado del celular, nos está reportando problemas con un impacto social sin precedentes.

Es increíble, pero, a muchas personas les cuesta trabajo soltar por un minuto el teléfono móvil, cada día se incrementan los accidentes automovilísticos, porque la gente va manejando y enviando mensajes a la vez, y esto no es todo; muchos estudiantes están teniendo problemas de aprendizaje en la escuela, porque están distraídos en las redes sociales, pero lo peor es que, el docente supone que si deja actividades que impliquen el uso de celular, se incrementará el rendimiento académico, infortunadamente no es así, la experiencia demuestra que los alumnos han perdido la capacidad de búsqueda de información relevante, por lo que, muchos de ellos, se enfocan en reportar al docente lo primero que encuentran, sin que eso les genera un análisis o reflexión acerca de la información que están entregando.

También es común ver en los lugares públicos a cientos de personas enfocadas en su celular, gente caminando por la calle, enajenados con el teléfono, exponiendo su vida, porque ni siquiera voltean a ver si pueden cruzar la avenida. En muchos hogares los niños están siendo educados por la nana electrónica y los padres ni enterados de la información que están consumiendo sus hijos. Todo este fenómeno se conoce como   la “generación de la papada azul”. Esta expresión hace referencia a todas las personas que, independientemente de la edad, utilizan durante muchas horas el celular; recordemos que, desbloqueamos el teléfono móvil por lo menos 150 veces al día, es decir, una vez cada seis minutos al día. 

La generación de la papada azul se está enfrentando a un gran dilema: ¿Cómo sobrevivir un día sin celular? Aunque nos cueste reconocerlo, este aparato nos mantiene esclavizados y el uso desmedido del mismo, nos está restando habilidades comunicativas, resulta irónico creer que algo que fue creado para comunicarnos con los demás, nos está generando problemas de orden social, emocional y mental. 

La generación de la papada azul no solo se distingue por la luz del celular que resplandece en la papada de su usuario, sino que, cada día, son más las personas que están dejando de socializar con los suyos, por mantenerse aislado, encontrando vidas irreales en una pantalla. Nunca es tarde para hacer un alto y reflexionar acerca de lo que estamos haciendo con nuestro tiempo y con nuestra valiosa vida; nadie ha dicho que sea malo utilizar la tecnología, lo que está pésimo es que nuestra vida esté enfocada al 100% en un aparato que nos está alejando de lo realmente importante: nuestra libertad. 

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Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos Trainn mx

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