La incertidumbre: El factor que potencia a las organizaciones

Estamos comenzando el 2023 con nuevos planes, anhelos y expectativas, porque nuestro deseo es seguir avanzando y creciendo a nivel personal, profesional y organizacional. Hemos puesto sobre la mesa los objetivos para este año, porque hay muchas cosas que mejorar y algunas otras que cambiar. Definitivamente, el cambio es constante y necesario en nuestra vida, tendremos que aceptar que siempre se presentará envuelto de miedos, indecisiones o incertidumbre, pero una realidad es que tenemos que asumirlo si queremos avanzar en nuestros proyectos.

Cada año nuevo, nos regala la oportunidad de reinterpretar la realidad para hacer frente a las nuevas condiciones generadas en el entorno. Buscamos nuevas propuestas que atiendan las necesidades de nuestros distintos públicos y que armonicen con las políticas públicas económicas, laborales y ambientales. Impera en el ambiente una atmósfera que invita a salir de la zona de confort; nadie se puede quedar atrás porque hemos generado un proyecto inclusivo en donde la participación de todos es fundamental para alcanzar los objetivos deseados.

Parece que los primeros días del año todos estamos enamorados de las nuevas propuestas, pero transcurre el tiempo y entonces nos damos cuenta de que no todo es miel sobre hojuelas; las cosas empiezan a tomar otro rumbo; los proveedores, los clientes y la competencia nos demuestran que todo puede cambiar en un instante. ¿Pero que sucedió? ¿En qué momento los planes comenzaron a fallar? ¿Por qué si habíamos previsto los principales factores de cambio, ahora estamos batallando con lo inimaginable? En nuestra cabeza empiezan a saltar dudas y más preguntas, pero estamos pasando por alto un factor que esta presente en los mejores planes, en las más exitosas empresas y en las mentes mas brillantes y me refiero al “factor incertidumbre”.

La incertidumbre es parte del cambio; en donde hay cambio no hay certeza, al contrario, impera la duda y el desafío. No hay planes perfectos porque siempre existirá la sombra de la incertidumbre. La incertidumbre hace alusión a lo indeterminado, accidental, aleatorio, a la ausencia de principios únicos sobre los cuales apoyar nuestras acciones, reacciones o pensamientos, en cierta medida, nos somete al torbellino del caos. Desde que el mundo empezó a cambiar con tanta rapidez, la incertidumbre se hizo presente en nuestra vidas. Ninguna organización puede escapar de ella porque, aunque tenga los mejores planes, estrategias y procedimientos siempre existirá un punto de quiebre en donde se plantee la necesidad de revisar, evaluar y reestructurar aquello que nos permita avanzar hacia el objetivo.

Un hecho ineludible es que, una buena planeación nunca debe tener como punto de partida un pensamiento lineal, porque toda organización queda expuesta a condiciones multifactoriales difíciles de predecir, sin embargo, cuando actuamos desde la complejidad del contexto actual, podremos establecer acciones como medidas correctivas que nos permitan superar los distintos problemas que se presentan con el día a día.

La incertidumbre puede ser vista desde dos enfoques:

  1. Como una limitante que socava y cierra las posibilidades de crecimiento organizacional, toda vez que, al no tener claridad respecto del futuro, es imposible establecer nuevas reglas para nadar en el mundo de lo incierto. Desde este enfoque, todo está perdido y ningún esfuerzo será suficiente para embarcarse en las nuevas tendencias sociales y empresariales. En términos generales, avanzar es imposible cuando te enfrentas a lo impredecible.
  2. La incertidumbre actúa como un punto de apalancamiento, para actuar de manera inmediata, con la grandiosa posibilidad de alternar, cambiar, evolucionar e innovar en un mundo en donde la falta de certeza nos empuja para salir de la zona de confort. Esto no significa que no tengamos la necesidad de planear el futuro, porque sin un plan no hay rumbo, pero debemos pensar que ese plan será elaborado desde la incertidumbre.  Nuestra mente y comportamiento tienen que ser más rápidos que lo que está sucediendo en el entorno. La incertidumbre es una oportunidad y no una desgracia, porque nos ofrece una multiplicidad de nuevas ideas para potenciar el futuro de nuestras organizaciones.

El siglo XXI exige ver el mundo con nuevos ojos, porque éste es complejo e incierto, no tenemos que renunciar al miedo que provoca enfrentar la nueva realidad, pero tampoco debemos permitir que se convierta en una trampa para dejar de actuar. La incertidumbre ofrece dos caminos, pero depende de cada organización elegir el que le convenga. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.

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Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos @trainnmx

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