Faltan pocos días para que concluya el año 2022; y para muchos esta época es motivo de celebración, pero también de reflexión acerca de todo lo vivido durante estos 365 días. Seguramente experimentamos momentos de felicidad, tristeza, enojo y frustración y esto es totalmente normal porque como seres humanos tenemos emociones y sentimientos que sacan a flote lo mejor y peor de nuestra personalidad.
Qué rápido transcurre la vida, los años se van de prisa, los niños crecen, cambiamos de casa o de trabajo, dejamos atrás a los amigos de la infancia, a los amores de la adolescencia y conocemos a nuevas personas; cuando volteamos hacia el espejo, nos damos cuenta de que los años han marcado nuestro rostro, el cuerpo y hasta la forma de pensar. Ya no podemos retroceder en el tiempo, pero sí tenemos la increíble y maravillosa oportunidad de vivir el presente en donde podemos diseñar un futuro próspero a partir de establecer metas u objetivos que nos permitan crecer en lo personal, espiritual y profesional.
Todos tenemos la necesidad humana de hacer propósitos para darle sentido a nuestra existencia. Desde que somos pequeños visualizamos cada día como una oportunidad para hacer lo que nos gusta y nos proporciona felicidad. Los propósitos son esa fuerza o energía que nos permite avanzar, cambiar y crecer para ser mejores padres, hermanos, hijos, trabajadores y ciudadanos. En esta temporada es común establecer propósitos, sin embargo, en cualquier época podemos hacerlo porque no hay una regla que indique lo contrario.
Un propósito es una situación imaginada como resultado de un conjunto de acciones llevadas a cabo por cada uno de nosotros. Los propósitos de vida nos permiten estar de pie cada día, porque son la brújula que nos lleva a la realización de las actividades que nos proporcionan bienestar y felicidad. El 31 de diciembre de cada año levantamos la copa para brindar por mejores oportunidades, incluso hay quienes llevan a cabo el ritual de las doce uvas para pedir sus deseos, pero casi todos pensamos y diseñamos algunos propósitos para mejorar nuestra vida y entonces hacemos una lista de acciones que nos permitirán lograr nuestros objetivos para el siguiente año.
Desafortunadamente, muchas personas no logran su cometido y se quedan a la mitad del camino, otros ni siquiera comienzan bien y son pocos los que logran concretar sus propósitos, pero ¿por qué la mayor parte de la población no cumple con sus propósitos? En realidad, existen muchos factores, pero uno de los principales es que las personas se imponen propósitos poco realistas y muchas veces con un alto grado de dificultad, por ejemplo, algunos nunca en su vida han tomado un libro para leer y de repente se imponen la lectura de diez libros para el siguiente año; el problema radica en que si no tienen el hábito de la lectura será muy difícil cumplir con esa meta y lo mismo aplica para las dietas, el ejercicio, el ahorro y todo aquello que deseamos emprender y cumplir para el siguiente año.
Podemos comenzar con pequeñas acciones que nos permitan lograr el propósito, por ejemplo, si no estamos acostumbrados a hacer ejercicio, pues la caminata es una forma segura de empezar y gradualmente subir el ritmo. Si queremos aprender a cocinar, empecemos por recetas sencillas y progresivamente podemos avanzar a platillos un poco más elaborados. Toda actividad requiere de formar un hábito y es por eso que, tenemos que pensar en acciones que, aunque parezcan sencillas, nos permitan llegar hacia la meta.
Cada propósito depende de lo que cada uno de nosotros quiera alcanzar, no existe una fórmula mágica para determinar cuál o cuáles son los más importantes en nuestra vida, pero hay un propósito que es la base para que podamos alcanzar otras metas y es la “PAZ MENTAL”, se escucha sencillo, pero no lo es, sobre todo en un mundo tan vertiginoso como el que nos ha tocado vivir, mantener la paz mental es un verdadero reto.
El costo de no tener paz mental es la falta de claridad en todo aquello que queremos lograr. La paz mental es fundamental para obtener un estado que nos libere de preocupaciones, miedos, estrés y sufrimiento. Tener paz mental nos permite conectar con la realidad y con nuestro entorno, pero, sobre todo, con nosotros mismos, porque seremos capaces de aceptarnos y reconocernos como seres imperfectibles en un proceso de aprendizaje y crecimiento personal. La ventaja de tener paz mental es que nos libera de cargas personales y nos libera de la venda que tenemos en los ojos, permitiéndonos comprender que solo se vive una vez y que todo aquello que hagamos afecta positiva o negativamente nuestra vida. Solo a partir de este encuentro con nosotros mismos seremos capaces de escoger el mejor camino para llegar a la meta deseada.
Quizás es la falta de paz mental la que impide que avancemos en nuestros proyectos, porque si no tenemos una mente despejada, ninguna intención será suficiente para alcanzar nuestros propósitos de vida. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.
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Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos, Trainn Mx