“La metáfora del cerdo”. La importancia de romper paradigmas.

En la vida personal y social existen muchas banderas rojas que nos advierten sobre cambios o situaciones que pueden modificar o afectar de manera importante a nuestra familia, el trabajo, la escuela o la relación con los demás; y aunque muchas veces nos negamos a observar o escuchar a quienes tienen información o ya han experimentado en carne propia algunas dificultades, la realidad es que, no siempre podemos estar confiados en la “suerte” o el destino, para redireccionar todo aquello que no nos permite alcanzar los objetivos establecidos. 

Existen muchas voces a nuestro alrededor que nos recomiendan generar cambios importantes a nivel personal, pero nuestra respuesta es reactiva y nos rehusamos a escuchar a todo aquel que nos dice – actualízate, sigue estudiando, cambia tu imagen, aprende otro idioma, sé propositivo – y muchas otras recomendaciones que quedan en el olvido, porque creemos que es más cómodo mantenernos en aquellos espacios que nos proporcionan tranquilidad y seguridad, qué salir y enfrentar los retos que nos presenta el día a día. 

Hay una historia que refleja de manera extraordinaria la forma en cómo reaccionamos frente a los cambios que se presentan en el quehacer cotidiano; el cuento se llama “La metáfora del cerdo” y cuenta que en cierta ocasión venía un hombre joven transitando por un camino rural en su flamante auto deportivo, cuando un automóvil fuera de control invadió su carril. Estuvieron a punto de sufrir un accidente, pero gracias a la pericia de ambos conductores se logró evitar el percance. Justo cuando los autos se cruzaron, la mujer que conducía el automóvil invasor le gritó “CERDO”; el joven conductor, entre asustado y ofendido, le respondió: “VACA” – “cómo se atreve a insultarme – pensó – casi provoca un accidente y además me ofende”. Retomo su carril, aceleró, y al dar vuelta sobre la curva se estrelló contra un cerdo. Lo que en verdad estaba haciendo la mujer era avisarle que en el camino había un animal y que estaba en peligro. 

Cuántas veces ha sucedido, que lo que parece una amenaza, en realidad es un aviso; nos están advirtiendo que se vienen tiempos difíciles y que tenemos que estar preparados para enfrentar los retos y las dificultades en la familia, el trabajo o la escuela. Siempre hay banderas rojas que nos alertan, pero muchas veces pasan desapercibidas, porque creemos que todo está bien, que no hay nada de que preocuparse, o simplemente porque no estamos atentos; no queremos reconocer que nos estamos confiando; creemos que tener una pareja es garantía de que siempre estará a nuestro lado, independientemente de nuestras actitudes, que por cierto, muchas veces lastiman a nuestros seres queridos, o también pensamos que, para tener un empleo, basta con poseer un título y no hacemos el esfuerzo por actualizarnos, y en el ámbito académico sucede exactamente lo mismo. 

Las creencias, muchas veces, son limitantes para nuestro crecimiento, por lo que, es importante emprender la tarea de desarrollar habilidades y actitudes que mejoren nuestro desempeño, que nos permitan avanzar favorablemente y que propicien un cambio muy profundo en nosotros. Desafortunadamente, muchas personas buscan culpables, pero no soluciones, se enfadan con todo el mundo y se sienten víctimas de las circunstancias; pero la actitud de víctima no ayuda en nada, al contrario, se convierte en un rasgo de debilidad, miedo y mediocridad. 

Cambiar las creencias implica salir de la zona de confort, enfrentar los temores, asumir que todo tiene un riesgo, y que probablemente no salgan las cosas como esperábamos, ¿pero acaso no es mejor arriesgar que quedarnos inertes frente a los cambios que se presentan en nuestra vida? Muchas personas y organizaciones han perdido más como espectadores de los cambios, que aquellos que se arriesgaron y decidieron romper sus paradigmas, nadie puede asegurar que para esas personas sea fácil asumir el cambio, porque nunca será sencillo enfrentarse a lo desconocido, sin embargo, es preferible salir y explorar las nuevas condiciones que imperan en nuestro entorno a quedarse sentados a esperar que las condiciones se adapten a nosotros. 

“La metáfora del cerdo” nos enseña que el camino no es lineal, que siempre habrá subidas y bajadas, pero, sobre todo, nos permite comprender que las personas que se atraviesan en nuestro camino pueden ser portadores de experiencias, enseñanzas y de mucho conocimiento.  Chocar de frente con la realidad, resulta mucho más doloroso que prepararse constantemente para todos los cambios que son ineludibles en nuestra vida; ya lo decía Alvin Toffler “El cambio no es solamente necesario en la vida, es la vida misma”.

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Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos Trainn mx

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