Cronopatía: La enfermedad del tiempo

El tiempo fue inventado por el hombre desde tiempos antiquísimos con el propósito de calcular el ritmo de la naturaleza y con ello, poder realizar actividades que le permitieran avanzar y evolucionar hacia una vida más satisfactoria. 

Con el paso de los años surge el reloj, como una herramienta para medir los segundos, minutos y horas, con el objetivo de optimizar las actividades distribuidas en 24 horas. El tiempo se ha convertido en nuestra mayor obsesión, pero también en nuestro peor enemigo. Siempre corremos, vamos y regresamos, sin “querer” frenar, gradualmente estamos perdiendo el sentido de la vida. 

Ha surgido un nuevo «síndrome»: la cronopatía —cronos ‘tiempo’, pathos ‘enfermedad’—, la enfermedad del tiempo. Decía Gregorio Marañón: «La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa». Vivimos convencidos de que la prisa y la aceleración producen mayores y mejores resultados en la vida.

Desde pequeños nos han enseñado que aprovechemos al máximo el tiempo y estamos sujetos a horarios y rutinas extenuantes que nos han llevado a vivir en el estrés. Veinticuatro horas ya no son suficientes para cumplir con nuestra agenda. Actualmente, se valora en gran medida todo aquello que se relaciona con la velocidad y el aprovechamiento del tiempo, relacionando ambos con productividad y eficiencia en el trabajo, la escuela o el hogar.

La inmediatez y el estilo de vida que llevamos han provocado que, las empresas nos vendan experiencias a través  productos que nos “faciliten la vida” para hacer todo  más rápido y  no perder nuestro valioso tiempo en el proceso; pero no nos ponemos a pensar que, justamente es el proceso lo que nos permite disfrutar, involucrarnos, convivir,  experimentar y aprender cosas nuevas; actualmente, si quieres hacer un pay de queso, no pierdas tiempo haciendo la pasta, basta con que vayas al centro comercial y te venden la pasta hecha; si tu hijo te pide que leas un cuento antes de irse a dormir, tampoco hay problema, solamente tienes que ir a la librería y adquirir uno de esos cuentos que se leen en un minuto. Para qué escribir un mensaje tan largo o hacer una llamada, ¿qué no sabes que existen los stickers que te ahorran tiempo y esfuerzo? ¿Te das cuenta? Estamos cayendo en una trampa que consume nuestra vida y la relación con los demás.

 El tiempo nos ha colocado entre la espada y la pared, estamos actuando como autómatas, se nos va la vida en planear todo aquello para lo que desgraciadamente no tenemos tiempo; Criticamos a las personas que deciden frenar y disfrutar de un descanso, una buena compañía, de un café o un libro; e incluso llegamos a etiquetarlas como personas flojas y que solamente pierden el tiempo. 

En la época antigua, los griegos valoraban mucho elSkholé quesignifica parar o cesar, con el sentido originario de estar desocupado y, por tanto, disponer de tiempo para uno mismo. La Skholé no era un sinónimo de no hacer nada, sino la posibilidad de gozar de un estado de paz y contemplación creadora en que se sumía el espíritu.

En todas partes escuchamos “no tengo tiempo” y esto nos ha llevado a enfermarnos, a vivir una cronopatía aguda, es decir, somos incapaces de parar; no sabemos descansar, absolutamente todo se ha convertido en una carrera contra el tiempo.

El tiempo en sí mismo es democrático, a todos nos concede 24 horas al día, pero depende de nosotros como lo administramos, todos los excesos dañan nuestra salud; pero lo cierto es que, tenemos que aprender a descansar, a darnos tiempo para vivir y disfrutar, porque las grandes experiencias de la vida se saborean y gozan. Recordemos que nuestro paso por esta vida es muy  breve. Y tú ¿Qué haces con tu tiempo?

Por Carmen Benavides

Directora de Contenidos TraInn MX

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