Como seres humanos somos únicos e irrepetibles, interpretamos el entorno de acuerdo con nuestras necesidades, vivencias y experiencias, por lo que es un grave error pretender encasillar a las personas por su forma de pensar o sentir.
En este sentido, cuando se trata de entender y explicar la realidad, inmediatamente pensamos en dos posturas que apuntan hacia el optimismo o pesimismo, lo correcto e incorrecto; por lo que frecuentemente decimos que algunas personas ven el vaso medio lleno y otras, medio vacío; pero un hecho es que el vaso nunca se encuentra a la mitad, porque siempre está lleno. Puede estar colmado de agua o simplemente vacío, en cualquiera de los dos casos, está completo. Y todo esto tiene una explicación muy sencilla: si ese vaso no tiene agua, entonces contiene aire, y este, también es un elemento esencial en nuestra vida.
Como seres vivos, necesitamos del agua y el aire para vivir; y lo mismo sucede en nuestra condición psicosocial. Nuestra existencia está determinada por cuestiones multifactoriales que definen nuestra personalidad y, por ende, la forma de ver la vida. De ahí la importancia de comprender por qué una persona piensa diferente a nosotros.
Cuando alguien cree que el esfuerzo y la constancia son fundamentales para alcanzar sus objetivos, en realidad está viendo el vaso medio lleno de agua, porque sabe que a través del esmero, trabajo continuo y la actitud va a lograr sus metas, pero la otra mitad del vaso aunque aparentemente está vacío, contiene todos aquellos aspectos que actúan como soporte para tener esas creencias, por ejemplo, el entorno en el cual ha crecido, la familia, la escuela, los amigos y las expectativas personales.
Lo mismo aplica para las personas que piensan que no existen las mismas oportunidades en el mercado laboral porque impera la discriminación y el favoritismo, y seguramente los demás dirán que esa opinión viene cargada de pesimismo y que está viendo el vaso medio vacío; pero la pregunta es ¿realmente hay pesimismo en esa forma de concebir la realidad? Porque si escudriñamos en la parte del vaso que tiene aire, podríamos encontrar muchos factores que anteceden a esta postura, por ejemplo, el trato que está recibiendo en su trabajo por no ser el consentido del jefe o ese ascenso negado durante mucho tiempo porque es mujer y simplemente no puede ocupar una gerencia o dirección al igual que un hombre. ¿Hay derrotismo o desesperanza en esta forma de pensar? O será que realmente existe un ostracismo social que niega las oportunidades por igual a las personas.
En cualquiera de los casos antes señalados, es importante considerar que, siempre vemos la parte del agua, que se traduce en la perspectiva de cada persona; lo que a simple vista todos miramos, y que reducimos a un vaso medio lleno o medio vacío, pero ignoramos lo que no se ve, todo aquello que, al igual que el aire no vemos, pero sentimos y que tiene un peso importante en nuestras decisiones. Juzgar a una persona por la forma en cómo ve la vida o enfrenta las circunstancias es negar el hecho de que existen factores que condicionan sus opiniones o creencias.
Así que, para la siguiente ocasión que te pregunten cómo ves el vaso, tienes que pensar no solamente en las condiciones que son obvias para ti, sino en todos aquellos factores que impulsan tus propósitos, creencias o ideales, de esta forma descubrirás que el vaso siempre está lleno de condiciones objetivas y subjetivas que te hacen diferente a los demás.
Por Carmen Benavides
Directora de Contenidos TraInn MX