El edadismo: el gran desafío de la sociedad del siglo XXI

Vivimos una época de turbulencias que impactan en todos los aspectos de nuestra vida; el mundo se está convulsionando, somos testigos de profundas transformaciones políticas y económicas que desestabilizan a la sociedad y, por ende, generan desigualdad, pobreza, guerra, hambre, contaminación, desempleo, corrupción e impunidad, trayendo como consecuencia la inseguridad, violencia en todas sus modalidades y caos. 

Frente a todos estos acontecimientos se suma otro fenómeno social casi invisible, pero con efectos destructivos para quienes lo sufren. Es un acto discriminatorio que ha pasado camuflado y que ha existido desde siempre, pero actualmente es reconocido como un estereotipo social que socava y violenta los derechos de las personas. Este prejuicio denominado “edadismo”, es un término poco común acuñado en 1960 por el Dr. Robert Butler, un eminente gerontólogo, quien en su momento reconoció que son las personas de la mediana edad los peores infractores frente a la edad de las demás personas. En el 2021, la ONU informó que se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud física y mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida, y cuesta cada año miles de millones de dólares a la sociedad.

Estamos frente a un problema de grandes dimensiones, sobre todo si tomamos en cuenta que, cada vez más, hay personas en el mundo que rinden un culto recalcitrante a la juventud y a la vez muestran un desprecio desmedido por la vejez; como si el ser viejo fuera una enfermedad contagiosa; y peor aún, como si nunca fueran a envejecer. Resulta contradictorio que la prolongación de la vida de las personas —que ha sido un sueño largamente acariciado por los seres humanos— haya acabado convirtiéndose en una pesadilla. 

De hecho, en la actualidad se están desarrollando algunos trastornos como la Midorexia, en donde adultos de 50 años o más, buscan verse más jóvenes, situación que no del todo está mal siempre y cuando ese esfuerzo vaya encaminado a mantener una adecuada apariencia física y una buena salud, aunque el lado negativo es que llegan a tener comportamientos que ya no corresponden a su edad. 

Lo anterior, es resultado de la presión social que se ejerce sobre las personas mayores, ya que las acciones, comentarios y actitudes de quienes son más jóvenes afectan de manera directa la autoestima y el reconocimiento social hacia las personas mayores, además se reducen de manera significativa las oportunidades en el ámbito económico, social y laboral, 

La pirámide poblacional se está invirtiendo, el 66.55 % de la población oscila entre los 15 y 64 años, situación que obliga al Estado a promulgar leyes que generen las condiciones adecuadas para aquellos adultos que rebasan los 50 años, pero además que se conciba una consciencia colectiva que permee a todas las autoridades e instituciones incluyendo a la familia.

La edad adulta, como tal, trae consecuencias que afectan la salud, pero eso no significa que las personas ya no tengan aspiraciones o ilusiones; siempre tendrán un motivo para continuar y lograr sus propósitos. 

Cabe destacar que el edadismo es un prejuicio que no solamente afecta a las personas mayores, desafortunadamente también hay estereotipos hacia las personas muy jóvenes que también sufren de marginación en muchas esferas como el empleo, la salud, la vivienda y la política donde sus voces suelen ignorarse. 

Es necesario crear una cultura de inclusión y respeto hacia todas las personas y aprovechar las ideas y talentos de la gente joven, así como la experiencia y sabiduría de las personas mayores, solamente de esa manera podremos avanzar hacia una sociedad más equitativa, empática y libre de prejuicios. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.

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Por Carmen Benavides

Directora de Contenidos TraInn MX

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