¿Qué esperas para subirte al tren del cambio?

El mundo de los negocios se transforma constantemente; ya lo decía Alvin Toffler en los años 70´s, “Las empresas que no estén dispuestas a cambiar, sufrirán progeria (envejecimiento prematuro)”, es decir, aquellas organizaciones que se resistan al cambio y no modifiquen sus procedimientos, o se nieguen a implementar tecnología y no capaciten a su personal, inevitablemente estarán condenadas a fracasar. 

Vivimos una época de cambios vertiginosos y corremos el riesgo de perder presencia en el mercado y en el gusto de nuestros clientes; ninguna empresa está exenta de sufrir descalabros de orden económico o social, hemos sido testigos de cómo grandes emporios comerciales se han derrumbado frente a lo inesperado y es por ello que, nos tenemos que anticipar al futuro de una manera inteligente buscando las mejores estrategias para reinventarnos constantemente. 

No es una tarea sencilla, pero si muy necesaria; donde el cambio de paradigmas genere una transición acorde a las necesidades actuales. Cuando le preguntaron a Carlos Monsiváis acerca del cambio de época respondió lo siguiente: “O ya no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba yo entendiendo”, este pensamiento, nos invade a todos en algún momento y es que, vivimos tiempos mucho más rápidos que nuestra capacidad de respuesta. La aceleración del cambio aumenta con el transcurso del tiempo.

Nuestro mundo se ha dividido en dos tipos de organizaciones, las que están enchufadas al cambio y buscan oportunidades en cada crisis y aquellas que están desenchufadas y se tambalean o fracasan frente a las nuevas tendencias.

Es por todos sabido que, en una sociedad del conocimiento las empresas se tienen que mover sigilosamente para alcanzar sus objetivos, rompiendo esquemas tradicionales en la prestación de bienes y servicios; a partir de un valor compartido que descanse en las nuevas prácticas comerciales. Es importante recordar que, el ciclo de vida de los productos y servicios se ha acortado significativamente, las etapas de maduración y declive son muy cortas, y estos empiezan a producir pérdidas mucho más pronto.

Predecir el futuro es difícil, pero podemos afirmar con seguridad que será diferente al actual, por tanto, las decisiones han de ser válidas para el mañana. Si realmente queremos un cambio real en nuestra organización, tenemos que comenzar por adaptarnos a los nuevos tiempos y atender las necesidades del cliente pues son una pieza fundamental en la formulación de la estrategia de la empresa.

La empresa es un sistema abierto y en interrelación con su entorno. Los factores económicos, políticos, sociales y culturales que nos definen el entorno empresarial, cambian a un ritmo muy superior al que tenían en el pasado; es necesario diversificar, pues las nuevas generaciones vienen empujando y rompiendo aquellos esquemas que en otro momento tuvieron éxito y que ahora se ven superadas por nuevas preferencias en el mercado. Ya lo decía Joel Barker “aquellos que dicen que algo no puede hacerse, suelen ser interrumpidos por otros que lo están haciendo”, no esperemos a que nos alcance el futuro y nos tengamos que quedar porque simplemente no fuimos capaces de subirnos al tren del cambio.

Por Carmen Benavides

Directora de Contenidos TraInn MX

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